18 de octubre de 2013

Controlando el vocabulario femenino

Reunión queer con un grupo de personas cuyos cuerpos, a excepción de uno, seguramente son leídos como pertenecientes a la categoría "mujer". Estamos en un bar, somos bastantes y hablamos alto. Muchas de las conversaciones incluyen un lenguaje bastante académico y su contenido en ocasiones es complejo y altamente especializado. Al mismo tiempo, nuestro lenguaje también mezcla un vocabulario supuestamente agresivo, lleno de expresiones como joder, polla, coger y similares. De repente un tipo ajeno al grupo y a la conversación se acerca y se dirige a la persona de nuestra mesa que socialmente seguramente es leída como más femenina y más atractiva según los estándares heterosexistas daneses. El macho de turno suelta "Con la conversación tan interesante que tenéis, deberías no decir tantas veces joder". El energúmeno todavía se sorprende cuando el grupo casi al completo reaccionamos de forma violenta con gritos como "¡Qué te jodan!", y nos explica que no ha dicho nada malo. ¡Incluso se cree que es un cumplido! Y aunque casi todes reaccionamos así, él continúa atacando a la misma persona.

Este incidente tiene muy poco de insignificante, aunque sea una situación concreta en un grupo concreto. Se trata una vez mas de controlar el cuerpo que es leído como femenino, de hacerlo mas dócil, de domar su vocabulario, de limitar sus posibilidades de mostrar agresividad o insatisfacción, de recordarle que el espacio publico no le pertenece. El hombre cisgenero heterosexual se imagina con derecho a reprender a cualquier persona que entiende como mujer y, por tanto, como inferior en su jerarquía. Y por supuesto todavía más si esta mujer es una que por su atractivo es convertida en un objeto que como tal debe ser sumisa servidora de sus deseos sexuales.

Tampoco me parece insignificante ni casual que la única persona de nuestro grupo que se identifica y es leído como hombre cisgenero no reaccionara con la misma agresividad, o tal vez debería decir en absoluto, incluso cuando esta persona también se ve a sí misma como feminista y queer. Privilegio másculino interiorizado.

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3 comentarios:

  1. Y..... otra vez generalizas de un suceso muy que pero muy particular...
    Esta reflexion, aunque siendo tuya la puedes poner en tu blog como te de la gana, solo debería ser interpretada como que un "macho de turno" (energumeno segun tu) se dirige a la persona "mas femenina y mas atractiva segun los standares hetrerosexistas daneses"... de ahi a concluir que el "hombre cisgenero heterosexual" (supongo que aqui estas generalizando a toda la población con estos adjetivos) se imagina con derecho a reprender a cualquier persona que entiende como mujer e inferior en su jerarquia.... buffff, que quieres que te diga...
    No por llevar la contraria, pero discrepo totalmente con "Twayla", el autor del anterior comentario. No es muy buena reflexión!
    Y conste que no pongo en duda que la situación fue tal y como la describes (tu estabas alli y no yo), pero las conclusiones generales de un sujeto particular, raramente se adecuan a la realidad.

    Gracias por tu blog

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  2. hola!! disculpa por colocar este comentario que no va con el tema, buscando por la web encontré una pagina http://elitelesbiana.blogspot.com/2011/06/diferencias-entre-lesbianas-y.html (que no habla para nada acerca de los sentimientos) y la verdad me resulto muy ofensivo todo lo escrito en ese artículo; pienso que la gente de diferente identidad sexual lucha tanto por ser aceptada en la sociedad para que cuando al fin lo consigan, tu propio círculo te desprecie. Y aunque yo este intentando descifrar lo que hay en mi interior. espero tu pronta respuesta, el blog esta genial y gracias.

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