14 de marzo de 2013

Ni QUEER ni LGBT

¿La bandera danesa del orgullo?
Estoy hasta la entrepierna de hacer activismo político que, sea como sea, siempre es entendido como identitario. Incluso cuando llevo ya años sin reflejarme en lo que escucho, en lo que yo misme digo, en lo que les demás leen en mí, el caso es que he acabado dejándome llevar por la comodidad que supone no tener que reformular todo lo que he vivido, y he dejado a les demás suponer en lo que vivo esas identidades que han querido encasquetarme. Pero ya es suficiente. Es hora de abandonar los desgastados discursos que parten de algo esencial, ese ser que no encuentro en ninguna parte, y empezar a hablar desde el hacer.

Así pues, me estoy haciendo por medio de un nuevo discurso, que no defino ni como queer ni como lgbt+ ni como ninguna otra etiqueta, y menos todavía cuando esa etiqueta es usada de forma identitaria. No quiero someterme a las normas. Ni a las de los diversos colectivos, grupos y subgrupos lgbt+ ni a las de las distintas subculturas queer.

Copenhague en colores LGBT+
Años y años de activismo, de escribir, de leer, de encontrar y presentar los mismos argumentos, con los mismos agujeros. Años y años que me tienen más que quemade. Lo más claro que he sacado de todo esto es que por lo general no me gustan les humanes, y menos todavía cuando se agrupan. Siempre he sido reacie a unirme a grupos. Y todas las experiencias en los últimos años no me han convencido precisamente de haber estado en un error. Los grupos se crean para excluir a otres. Por lo general a eses que son minoría.

La Primera Ministra danesa en el "desfile" del orgullo
Inicialmente creía que lo que debía rehuir eran los grupos de gente heteronormativa. Moverme en el ambiente pronto me enseñó que los grupos homonormativos de G (gays) y L (lesbianas) no eran mejores. Al contrario. Sentí una profunda desilusión al descubrir que mis supuestes aliades en realidad no eran más que otro grupo luchando por establecer jerarquías en las que otres deben necesariamente estar por debajo.

Por eso, bastante rápido (pero ni remotamente con la velocidad que hubiera sido necesaria) me di cuenta de que tenía que buscar a eses nueves aliades entre los grupos minoritarios dentro del ambiente no heteronormativo. Así empecé a frecuentar a mis supuestes compañeres entre las letras que siguen al nuevo conglomerado de siglas que es lgbt+. Al fin y al cabo las experiencias de las personas bajo la B (bisexuales) y la T (trans*), bajo la I (intersex), bajo la A (asexuales), bajo la P (poliamoroses) y demás letras se parecían en principio más a las mías. Especialmente imaginaba que lo eran las de aquellas personas que usan la Q (queer). Y todes por lo menos teníamos en común ser les relegades por el movimiento mainstream homosexual.
Brilla para ser queer.

Pero, cómo no, nuevamente todes eses aliades no lo son, al menos yo he dejado de verles como tal desde hace tiempo. Es cierto que nuestras experiencias se parecen. Es cierto que tenemos luchas comunes. Pero dentro de las personas bajo la B, bajo la T, bajo la I, bajo la A, bajo la P, bajo la K y bajo cualquier otra letra he visto lo mismo. Normatividad. NormalizaciónConformidadPolíticas identitarias que marginan e invisibilizan a les que no se adaptan a sus convenciones. Hipocresía. Falta de crítica interna. Y sobre todo, exclusión. Mis aliades desde luego no están en lugares como esos grupos. Puedo formar parte de algunas de sus batallas, pero elles nunca formarán parte de batallas que no les beneficien directamente a elles, o que les quiten parte de su poder.
La iglesia danesa uniéndose a la celebración gay

No deja de ser estúpido que me sorprendiera en la medida en la que lo hizo, incluso cuando por adelantado ya imaginaba que no podía ser de otra forma. Pero lo cierto es que lo hizo. Y me dolió. Sentí que la traición de les que yo esperaba como aliades me afectaba mucho más que la de les que yo esperaba como enemigues. Empecé a desilusionarme, a perder la esperanza. Y aquí estoy ahora.

No me gusta la mayoría de la gente. No me gustan les hipócritas. Les carentes de autocrítica. Les incapaces de soportar la crítica de otres. No me gustan las personas que se ponen una etiqueta LGBT+ para poder subir en la escala, en lugar de eliminar la escalera para todes. No me gustan las personas que creen que QUEER es la última etiqueta de moda que te hace ser más y mejor solo porque sigues otras normas distintas (e igual de excluyentes), sin tener ni querer la más mínima (auto)crítica. No me gustan les que crean grupos que excluyen a les que ven como débiles o inferiores. No me gustan les que dicen querer ayudar o les que dicen que lo intentan. No me gustan les que dicen luchar por la igualdad cuando en realidad lo que luchan es por acceder a privilegios. No me gustan les corruptes. Por no gustarme, la mayor parte del tiempo, cuando reconozco todo esto en mí, no me gusto ni yo.





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1 comentario:

  1. "No me gustan les que crean grupos que excluyen a les que ven como débiles o inferiores. No me gustan les que dicen querer ayudar o les que dicen que lo intentan. No me gustan les que dicen luchar por la igualdad cuando en realidad lo que luchan es por acceder a privilegios. No me gustan les corruptes. Por no gustarme, la mayor parte del tiempo, cuando reconozco todo esto en mí, no me gusto ni yo"

    Simplemente: ¡¡¡ GE-NIAL !!!
    ¡¡¡Bravo, bravo y mil veces bravo!!!

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