26 de mayo de 2013

Ele tíe Tom transexual

Esta semana ha tenido lugar un "encuentro de diálogo" en el parlamento danés para hablar sobre temas trans*. Mentira gorda. En realidad, ni diálogo ni trans*.

¿Diálogo? La reunión está organizada por las dos organizaciones con intereses en la T que hay en Dinamarca: FATID y LGBT DK. Han invitado a un panel que no solo no está abierto al diálogo sino que lo combate y niega su responsabilidad en la falta de diálogo. Está compuesto por políticos del centro y la izquierda (es decir, los que están en el poder o apoyan al gobierno en este momento), especialistas en derecho, la dirección de la administración de sanidad danesa y la dirección de la clínica médica pública que tiene el monopolio en el tratamiento de las personas transexuales, o con disforia de género, como el sistema sanitario lo entiende. Es decir, un panel con todas las personas con poder sobre las vidas de las personas trans* en Dinamarca. Les que otorgan los tratamientos y deciden los diagnósticos. Les que crean las leyes. Les que las llevan a la práctica. En el público un montón de personas trans*, muches miembres de una de las dos organizaciones, pero muches por libre, como yo. En un clima como este, en el que las personas en el panel tienen el poder sobre las personas con las preguntas, sugerencias y comentarios, no es posible un diálogo. Como quedó por supuesto demostrado claramente a lo largo de la reunión unas mil veces. En su posición de expertes, en cada una de las ocasiones decidieron qué aspectos eran importantes, o no negociables. Siempre desde sus premisas y su poder. Así, por ejemplo, cuando no quieren dejar de utilizar la palabra "mujer" para hablar de hombres trans* y explican que es su decisión, no solo no hay diálogo sino que además no hay posibilidad de crearlo. Elles afirman que saben mejor que nosotres, que mucha gente que llega a la clínica en realidad está confundida y que por ello no hay que reforzar sus ideas que son equivocadas. Por eso han que seguir firmes en sus posiciones conservadoras. Creen que su política es un éxito y sus puntos de vista son inalterables.

¿Trans*? Las dos organizaciones, FATID y LGBT DK, tienen una política trans que refuerza el binarismo. La de FATID es la posición más grave. Una organización solo de transexuales, que en la práctica solo tiene mujeres transexuales, que insiste en que haya un control psiquiátrico para el acceso a las hormonas y la cirugía, y para lo que llaman "cambio de sexo legal". La posición de LGBT DK tampoco mejora mucho las cosas. Una asociación en la que les trans tienen que luchar para tener la más mínima influencia dentro de la enorme masa homosexual que establece una agenda homonormativa y para nada interesada en política trans. Con una política trans que aunque no solo se dirige a las personas transexuales, en la práctica sigue creyendo en el binarismo y dividiendo a las personas en "trans verdaderes" y les demás trans. Por supuesto, todo sin asterisco. Y en consecuencia insistiendo en hacer una política centrada en los objetivos de eses verdaderes trans que quieren hacer una transición "completa". Pero lo que es más peligroso: solo esas dos organizaciones son las organizadoras de la reunión, y por tanto, las que para les polítiques, juristas, funcionaries y personal médico presentes, representan los puntos de vista de todas las personas trans*. Con lo que, en consecuencia, solo esas dos organizaciones son invitadas a las reuniones oficiales en las que se trata con les poseedores del poder para controlar la vida de las personas trans*. Y con ello no hay representación de puntos de vista que no sean binarios, que no sean patologizantes, que no sean transexuales y, ni siquiera, que no sean de mujeres transexuales. Por supuesto, menos todavía que no sean daneses de la etnia mayoritaria y con ciudadanía. Y claro, cómo iba a ser de otra forma, con valores de clase media, conservadora, capitalista, educada y blanca, que es a la que representan. Por si esto fuera poco, las dos organizaciones se odian entre sí. Y les personas que no pertenecemos a las organizaciones tampoco somos populares en ninguna de las dos. Con lo que no hay cabida a discusiones sobre la política a presentar y los objetivos a conseguir.

Pero lo que es más trágico de todo el circo de supuesto diálogo con las "minorías sexuales" (así es como nos llaman eses expertes) es el tono de total sumisión por parte de las personas trans* que organizan la reunión, y por parte de la mayoría de las personas trans* que asisten a ella. Por primera vez en la historia de este país tenemos como participantes allí presentes a la clínica y a Sanidad, las dos entidades que nos tratan como basura, y ¿qué sucede? Que las personas trans* en el poder inician la reunión pidiendo que no se hable de lo negativo, solo de lo positivo. Y que se busque un diálogo sin prejuicios con aquelles que todes sabemos que tienen el poder para arruinar nuestras vidas y que no están abiertes a ningún diálogo.

Completa sumisión a la hora de organizar la agenda. Creando un espacio desde el que las ideas patologizantes de la administración y la psiquiatría obtienen prioridad para explayarse en explicarnos sus ideas tránsfobas y lo importante que son sus métodos de control. Creando un espacio en el que las personas trans* que participan en el panel no se mueven en direcciones peligrosas que puedan enojar a les expertes allí presentes. Creando un espacio en el que el debate con el público apenas tiene asignado tiempo y en el que los comentarios negativos son acallados desde la moderación, hecha por personas trans*. Creando un espacio en el que se aplaude después de media hora de discurso transfóbico y en el que el único grito de protesta es silenciado por la mayoría y, todavía peor, aplaudido al ser criticado desde el panel y por las personas cis.

Política de tolerancia dele tíe Tom. Esclaves que se creen mejor que les demás esclaves solo porque se codean con les expertes, aunque solo lo hacen para limpiar su mierda y escuchar sus agresiones. Esclaves que silencian y humillan a otres esclaves que intentan revolverse contra la sumisión no consensuada. Esclaves que creen que con el "pasito a pasito" un día serán libres y que no ven que su libertad no va a llegar nunca con esa estrategia, y que están entorpeciendo otras estrategias que probablemente les llevarían más lejos también a elles. Esclaves que incluso se permiten avergonzar a les que se rebelan después de la reunión a través de medios como Facebook. Esclaves que, para rematarlo, son apoyades por otres esclaves que cantan a los cuatro vientos las victorias de semejante reunión llena de violencia trásfoba. Esclavas mujeres que aplauden a la tirana directora de la clínica que tiene el poder de decidir llamarlas hombres y negarles el tratamiento. Esclavos hombres que aplauden al tirano director de Sanidad que insiste en la necesidad de un diagnóstico para que "esas mujeres que quieren quitarse los pechos lo puedan hacer".

Y veamos, ¿en realidad qué han conseguido? Que el sistema reafirme que el control es absolutamente necesario. Que el diagnóstico patológico todavía es más necesario. Que el sistema binario de sexos y géneros es inamovible. Y que ser transexual de verdad requiere ser obligade a ir "todo el camino". Bravo por el diálogo para todes les trans*.

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