29 de mayo de 2013

En la base de mucha bisexualidad está la no monogamia

Otro de los preceptos de gran parte de la política bisexual moderna es insistir en que ser bisexual y no ser monógame no tienen nada que ver. Es decir, que hay bisexuales monógames, y bisexuales no monógames, igualito que hay heterosexuales monógames y no monógames, o personas con cualquier otra identidad. Aparentemente el comportamiento bisexual nada tiene que ver con la no monogamia. Y la identidad bisexual todavía menos. Simplificándolo, monogamia es con cuánta gente te acuestas, bisexualidad es con qué tipo de gente te acuestas. O con cuánta versus qué tipo de gente te levantas, comes, sueñas o lo que sea.

Esta idea que tienen las políticas identitarias de que hay una evolución desde un pasado tenebroso hasta un futuro perfecto es cuanto menos cómica si miramos al propio devenir histórico de las distintas políticas identitarias. Entre les autoidentificades bisexuales que hacían política en los 70, 80 e inicios de los 90 era bastante habitual la idea de que muches bisexuales lo eran precisamente por su necesidad de no ser monógames y de tener parejas de distinto "sexo" de forma más o menos simultánea. Por ejemplo, solo hay que leer los relatos de un libro como "Bi Any Other Name", escrito, editado y pensado por completo por activistas bisexuales de aquel período. Esa idea hoy es tabú. En esta supuesta evolución hacia algo mejor que el activismo de corrección política bisexual se ha autoimpuesto en las últimas década y media, la realidad de una enorme parte de las personas que en su día a día se entienden como bisexuales, pero no como activistas y menos todavía como parte del movimiento bisexual, es no solo estigmatizada sino que tachada de falsa, inexistente, irreal. No puedo ni contar la cantidad de personas que he conocido fuera del ambiente LGBTQ (vamos, esas personas que viven en el mundo cisheterosexual o en otras subculturas) a lo largo de los años que me han mostrado que precisamente su motivo para denominarse bisexuales eran sus ganas de tener sexo con personas con lo que elles entendían como cuerpos diferentes al mismo tiempo, en la misma temporada o de forma alterna. O lo que vivían como su pasión romántica por lo que entendían como cualidades diferentes en géneros/sexos diferentes. Vamos, personas que no solo no dicen ser ni homosexuales ni heterosexuales, sino que se afirman bisexuales PORQUE entienden precisamente necesitar/desear/sentir amor y/o sexo de varios tipos, con varios tipos de cuerpos que leen como diferentes y a menudo de forma simultánea o muy cercana en el tiempo.

Muches activistas bisexuales del movimiento moderno se quejan constantemente de lo difícil que es atraer a otres activistas que abiertamente se declaren bisexuales y hagan política bisexual. De lo difícil que es sacar a la gente del armario monosexual. Sin duda hay muchos factores que influyen en esto, desde la bifobia internalizada hasta el desconocimiento de un movimiento activista bisexual separado. Pero para mí hay otro factor que me parece que no se menciona: el propio movimiento activista bisexual aliena a una (me atrevería a decir sin tener más base que mi propia experiencia y mis lecturas que gran) parte de las personas que se identifican bajo esa etiqueta al rechazar sus estilos de vida, los motivos de su identificación con la etiqueta, los sentimientos que asocian con esa bisexualidad que mencionan al autodefinirse, los deseos que esconden comportamientos que entienden como bisexuales por miedo a ser ridiculizades y un largo etcétera.

Con tanto eslogan estilo "bisexual no confuse", "bisexual monógame", "bisexual no promiscue"… ¿quién se extraña de que todas esas parejas que me escriben en las páginas de contactos y que desean echar polvos con personas de varios géneros/sexos no quieran hacer activismo que no les representa? ¿Quién se sorprende de que la persona que se entiende como mujer con un novio y se enamora de su amiga y siente confusión con ello pero que no obstante acaba teniéndola como amante secreta no tenga ganas de hacer activismo anticonfusión promonogamia? ¿Quién se espera que el típico macho con una familia heterosexual en casa, que busca culos peludos y pollas que le taladren en los parques no crea que los intereses de la comunidad bisexual no son los suyos cuando se cruza con un folleto sobre "identidades bisexuales"? Por no extrañarme, no lo hace ni que no quieran usar esa etiqueta bisexual públicamente si es asociada a todo ese dogmatismo identitario que no creen que forme parte de sus vidas.

Pero entonces la pregunta es: ¿por qué niega la política de la mayoría de les activistas bisexuales la existencia de este factor que para tantas personas con autoidentidad bisexual es completamente definitorio de esa etiqueta y de su elección de la misma en lugar de otras etiquetas?

Voy a volver a algo que creo que ya he dicho en otros sitios en mi blog y que creo que voy a repetir muchas veces. El motivo que yo veo es esencialmente uno: la política identitaria LGBT, aunque en este caso sea solo la de la B, es una política de tolerancia, de normalidad, de "acéptame porque soy normal, igualite a ti", de valores conservadores de clase media, de miedo a la sexualidad y actitud sexo-negativa. Y sobre todo, de crear normatividades. En este caso, binormatividad que dice cómo les verdaderes bisexuales se tienen que comportar, entender, definir, expresar, identificar y demás para ser parte del grupo.


votar





26 de mayo de 2013

Ele tíe Tom transexual

Esta semana ha tenido lugar un "encuentro de diálogo" en el parlamento danés para hablar sobre temas trans*. Mentira gorda. En realidad, ni diálogo ni trans*.

¿Diálogo? La reunión está organizada por las dos organizaciones con intereses en la T que hay en Dinamarca: FATID y LGBT DK. Han invitado a un panel que no solo no está abierto al diálogo sino que lo combate y niega su responsabilidad en la falta de diálogo. Está compuesto por políticos del centro y la izquierda (es decir, los que están en el poder o apoyan al gobierno en este momento), especialistas en derecho, la dirección de la administración de sanidad danesa y la dirección de la clínica médica pública que tiene el monopolio en el tratamiento de las personas transexuales, o con disforia de género, como el sistema sanitario lo entiende. Es decir, un panel con todas las personas con poder sobre las vidas de las personas trans* en Dinamarca. Les que otorgan los tratamientos y deciden los diagnósticos. Les que crean las leyes. Les que las llevan a la práctica. En el público un montón de personas trans*, muches miembres de una de las dos organizaciones, pero muches por libre, como yo. En un clima como este, en el que las personas en el panel tienen el poder sobre las personas con las preguntas, sugerencias y comentarios, no es posible un diálogo. Como quedó por supuesto demostrado claramente a lo largo de la reunión unas mil veces. En su posición de expertes, en cada una de las ocasiones decidieron qué aspectos eran importantes, o no negociables. Siempre desde sus premisas y su poder. Así, por ejemplo, cuando no quieren dejar de utilizar la palabra "mujer" para hablar de hombres trans* y explican que es su decisión, no solo no hay diálogo sino que además no hay posibilidad de crearlo. Elles afirman que saben mejor que nosotres, que mucha gente que llega a la clínica en realidad está confundida y que por ello no hay que reforzar sus ideas que son equivocadas. Por eso han que seguir firmes en sus posiciones conservadoras. Creen que su política es un éxito y sus puntos de vista son inalterables.

¿Trans*? Las dos organizaciones, FATID y LGBT DK, tienen una política trans que refuerza el binarismo. La de FATID es la posición más grave. Una organización solo de transexuales, que en la práctica solo tiene mujeres transexuales, que insiste en que haya un control psiquiátrico para el acceso a las hormonas y la cirugía, y para lo que llaman "cambio de sexo legal". La posición de LGBT DK tampoco mejora mucho las cosas. Una asociación en la que les trans tienen que luchar para tener la más mínima influencia dentro de la enorme masa homosexual que establece una agenda homonormativa y para nada interesada en política trans. Con una política trans que aunque no solo se dirige a las personas transexuales, en la práctica sigue creyendo en el binarismo y dividiendo a las personas en "trans verdaderes" y les demás trans. Por supuesto, todo sin asterisco. Y en consecuencia insistiendo en hacer una política centrada en los objetivos de eses verdaderes trans que quieren hacer una transición "completa". Pero lo que es más peligroso: solo esas dos organizaciones son las organizadoras de la reunión, y por tanto, las que para les polítiques, juristas, funcionaries y personal médico presentes, representan los puntos de vista de todas las personas trans*. Con lo que, en consecuencia, solo esas dos organizaciones son invitadas a las reuniones oficiales en las que se trata con les poseedores del poder para controlar la vida de las personas trans*. Y con ello no hay representación de puntos de vista que no sean binarios, que no sean patologizantes, que no sean transexuales y, ni siquiera, que no sean de mujeres transexuales. Por supuesto, menos todavía que no sean daneses de la etnia mayoritaria y con ciudadanía. Y claro, cómo iba a ser de otra forma, con valores de clase media, conservadora, capitalista, educada y blanca, que es a la que representan. Por si esto fuera poco, las dos organizaciones se odian entre sí. Y les personas que no pertenecemos a las organizaciones tampoco somos populares en ninguna de las dos. Con lo que no hay cabida a discusiones sobre la política a presentar y los objetivos a conseguir.

Pero lo que es más trágico de todo el circo de supuesto diálogo con las "minorías sexuales" (así es como nos llaman eses expertes) es el tono de total sumisión por parte de las personas trans* que organizan la reunión, y por parte de la mayoría de las personas trans* que asisten a ella. Por primera vez en la historia de este país tenemos como participantes allí presentes a la clínica y a Sanidad, las dos entidades que nos tratan como basura, y ¿qué sucede? Que las personas trans* en el poder inician la reunión pidiendo que no se hable de lo negativo, solo de lo positivo. Y que se busque un diálogo sin prejuicios con aquelles que todes sabemos que tienen el poder para arruinar nuestras vidas y que no están abiertes a ningún diálogo.

Completa sumisión a la hora de organizar la agenda. Creando un espacio desde el que las ideas patologizantes de la administración y la psiquiatría obtienen prioridad para explayarse en explicarnos sus ideas tránsfobas y lo importante que son sus métodos de control. Creando un espacio en el que las personas trans* que participan en el panel no se mueven en direcciones peligrosas que puedan enojar a les expertes allí presentes. Creando un espacio en el que el debate con el público apenas tiene asignado tiempo y en el que los comentarios negativos son acallados desde la moderación, hecha por personas trans*. Creando un espacio en el que se aplaude después de media hora de discurso transfóbico y en el que el único grito de protesta es silenciado por la mayoría y, todavía peor, aplaudido al ser criticado desde el panel y por las personas cis.

Política de tolerancia dele tíe Tom. Esclaves que se creen mejor que les demás esclaves solo porque se codean con les expertes, aunque solo lo hacen para limpiar su mierda y escuchar sus agresiones. Esclaves que silencian y humillan a otres esclaves que intentan revolverse contra la sumisión no consensuada. Esclaves que creen que con el "pasito a pasito" un día serán libres y que no ven que su libertad no va a llegar nunca con esa estrategia, y que están entorpeciendo otras estrategias que probablemente les llevarían más lejos también a elles. Esclaves que incluso se permiten avergonzar a les que se rebelan después de la reunión a través de medios como Facebook. Esclaves que, para rematarlo, son apoyades por otres esclaves que cantan a los cuatro vientos las victorias de semejante reunión llena de violencia trásfoba. Esclavas mujeres que aplauden a la tirana directora de la clínica que tiene el poder de decidir llamarlas hombres y negarles el tratamiento. Esclavos hombres que aplauden al tirano director de Sanidad que insiste en la necesidad de un diagnóstico para que "esas mujeres que quieren quitarse los pechos lo puedan hacer".

Y veamos, ¿en realidad qué han conseguido? Que el sistema reafirme que el control es absolutamente necesario. Que el diagnóstico patológico todavía es más necesario. Que el sistema binario de sexos y géneros es inamovible. Y que ser transexual de verdad requiere ser obligade a ir "todo el camino". Bravo por el diálogo para todes les trans*.

votar





2 de mayo de 2013

Relaciones íntimas difíciles como sistema de opresión

Para amar hay que trabajar duramente...
o más bien eso nos enseñan a creer
Una de las formas en las que se manifiesta el sexismo, el heterosexismo y el cisexismo es la manera en la vemos las relaciones interpersonales, especialmente las relaciones íntimas, sobre todo las personas que somos socializadas como mujeres (lo seamos o no). Cuando ahora compruebo en mi día a día lo fácil, enriquecedor, empoderador y poco problemático y falto de melodrama que puede ser, tener y mantener una relación cercana con alguien, no dejo de asombrarme de la cantidad de mierda que he aguantado en mi vida hasta hace poco. Y lo que es más grave, sin ser consciente de ello. O desde luego no en toda su magnitud. Relaciones con violencia física, y no solo proveniente de hombres cisgénero ni de personas heterosexuales. Relaciones con violencia verbal, psíquica, social y simbólica. Relaciones en las que la carga de flagelación que me he dejado imponer solo es comparable a mi ceguera al creer que esa flagelación era el precio necesario a pagar para poder tener relaciones cercanas. Adoctrinamiento, escasamente cuestionado por mi parte, sobre el carácter de las relaciones íntimas, amorosas, sexuales. Estupidez innegable al dejarme convencer sin saberlo por el incesable desfile sexista de romanticismo trágico que vemos constantemente a nuestro alrededor, desde en las películas hasta en lo que nos cuentan nuestres amigues, y que siempre presenta las relaciones cercanas como complicadas, problemáticas, difíciles, dramáticas, dolorosas en mil y un modos diferentes. Y mira, resulta que es todo una artimaña destinada a someter a les que no somos hombres cishetero, controlando nuestros cuerpos, nuestros deseos, nuestras sexualidades, nuestros sentimientos, nuestros sueños, nuestros pensamientos, nuestras vidas. El ideal de amor de nuestras sociedades está podrido. Por tanto, el ideal de qué y cómo son las relaciones íntimas todavía está más putrefacto. Y si los ideales apestan, ni qué decir de su puesta en práctica. Hay que luchar contra el amor romántico tal como es vendido hoy. Hay que acabar con las relaciones interpersonales basadas en oprimir a algune de sus integrantes. Hay que dejar de tener novies, parejas, esposes, maridos, cónyuges, amantes, prometides, exs y demás etiquetas asociadas a estructuras que reproducen sistemas jerárquicos destinados a controlarnos en lugar de a liberar sexualidades, sentimientos y vivencias.


votar





Otras entradas similares